Hace poco más de cuatro años, el 30 de mayo de 2012, un imparable aguacero se desató sobre Barranquilla. A los pocos minutos de lluvia, la calle 84 se convirtió en un río y una amenaza para la vida de las personas que por cosas del destino, quedaron bloqueadas viendo pasar la fuerza de la corriente. 

El destino llevó aquel día a Sergio Armando Cárdenas, un domiciliario de 26 años de edad, a pelear contra esas aguas letales cuando la fuerza de la corriente arrastró la moto en la que se movilizaba. 

Aunque Sergio alcanzó a ser salvado por un indigente que se ganaba la vida pidiendo monedas en esa esquina, el miedo por perder su moto llevó a Sergio a lanzarse nuevamente al implacable arroyo, que finalmente se lo arrastró hasta la muerte. 24 horas después su cuerpo fue hallado en la zona del puerto de Michellmar. 

Los barranquilleros me enviaron sus videos de la calle 84. ¡Hoy quedó demostrado que este arroyo ya es historia! pic.twitter.com/4lZX40hYFC

— Alejandro Char (@AlejandroChar) 7 de junio de 2016

Cuatro años después, con el aguacero que cayó en Barranquilla, la canalización de ese mortífero arroyo -que ahora paso bajo tierra- fue puesta a prueba. 

"Sí es posible una Barranquilla sin arroyos, vean cómo funciona la canalización de la 84", trinó con visible alegría el mandatario de la ciudad, Alejandro Char. 

El entusiasmo del alcalde también se notó en la expresión de conductores que, en pleno aguacero, pasaban tranquilamente por una calle que en otro momento hubiera sido imposible transitar durante la lluvia.

El reto tras la canalización de la 8 surge con nuevas prioridades, como la de cambiar el mal hábito de arrojar basuras a los arroyos.  Aunque mientras este cambio cultural se logra, queda la satisfacción de que Barranquilla, al menos en la 84, no tendrá que lamentar más muertes como la de Sergio Armando.